El aspecto de los medicamentos, desde el tamaño y diseño de las cajas y blísteres hasta la forma, tamaño, color e impronta de los comprimidos o cápsulas, sirve a los… Click to show full abstract
El aspecto de los medicamentos, desde el tamaño y diseño de las cajas y blísteres hasta la forma, tamaño, color e impronta de los comprimidos o cápsulas, sirve a los pacientes para identificarlos y evitar confusiones a la hora de tomarlos. Tras la aparición de las especialidades farmacéuticas genéricas (EFG), el número de marcas que ofrecen el mismo principio activo con diferentes aspectos y nombres ha proliferado notablemente. Sucesivos decretos-leyes posibilitan la sustitución a los pacientes de los medicamentos que toman por otros de igual composición pero diferente marca, dentro de una horquilla de precios de referencia1,2. Todo lo anterior supone que cada vez que el paciente acude a la farmacia en busca de su medicación puede recibir una caja diferente, con blísteres, comprimidos o cápsulas de aspecto diferente, y también con un nombre distinto. Las posibilidades se cuentan por decenas en el caso de algunos fármacos, precisamente los de más uso. Si el paciente toma más de un medicamento, las diferentes combinaciones de cajas que puede recibir cada vez son centenares de miles3. Estos cambios quiebran la importante barrera antierrores que constituye el conocimiento del aspecto y el nombre de los medicamentos, tanto para los profesionales y cuidadores que dan la medicación como para los pacientes. Roto este valioso recurso de identificación, aumentan los errores, E S r
               
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