LAUSR

El tratamiento del dolor crónico no oncológico con opioides ha umentado en los últimos años, lo que resulta en un uso terapéutico ada vez más intenso y un uso indebido de los opiáceos recetados. e esta forma han aumentado los eventos adversos asociados a stos fármacos por una terapia opioide inapropiada y se han increentado los costes derivados de la adherencia a estos tratamientos. El dolor irruptivo (DI) es muy prevalente y variado en la poblaión con dolor no oncológico, está bien caracterizado en pacientes on cáncer pero no en pacientes con dolor crónico no oncológico. a escasez de estudios bien diseñados hace que se necesiten más studios para aclarar si el impacto clínico y los desafíos terapéutios planteados por este fenómeno son comparables a la población ncológica1. El DI, sumado a los problemas existentes de escalada e inadeuada terapia opiácea, ha surgido como un problema en el dolor rónico no oncológico. La filosofía del DI en el dolor no oncológico lantea múltiples problemas. El primer problema al que nos enfrentamos es la propia definiión de DI en el paciente no oncológico. Fue definido originalmente or Portenoy en 1990 como: «Incremento transitorio de dolor expeimentado por un paciente con cáncer que tiene dolor basal estable n tratamiento crónico con opioides»2. Desde entonces, la definiión ha sido revisada y ampliada en varias ocasiones, incluso por el