LAUSR

a morbimortalidad cardiovascular en los pacientes con enferedad renal crónica (ERC) continúa siendo inaceptablemente levada tal como evidencian los grandes estudios epidemiolóicos y los registros de pacientes renales de las comunidades utónomas y a nivel internacional1. Tanto los agentes etiológicos como las manifestaciones clíicas tienen aspectos diferenciales con la población general. resentan ateromatosis acelerada y eventos isquémicos desde stadios precoces de ERC, sin embargo, al contrario de lo que curre en la población general, las alteraciones lipídicas donde u papel está muy definido han sido objeto de controversias. En primer lugar, el panel lipídico de los pacientes con ERC resenta un perfil diferente al de la dislipidemia de la poblaión general, y varía según la severidad de la disfunción renal. e caracteriza por hipertrigliceridemia, niveles variables de olesterol-LDL y niveles bajos de colesterol-HDL. En las fases niciales aún encontramos niveles elevados de colesterol-LDL, ero en estadios más avanzados este parámetro se normaliza incluso se reduce2. El Observatorio Nacional de Aterosclerois en Nefrología (proyecto NEFRONA3,4) observó un descenso rogresivo en los niveles de colesterol total, colesterol-LDL, olesterol-HDL y colesterol-no HDL proporcional al estadio de