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Enviar correspondencia a: Dr. Manuel Isorna Folgar. Universidad de Vigo. Facultad Ciencias Educación. Campus As Lagoas. 32004 Ourense. E-mail: [email protected] El consumo de drogas está muy arraigado en la “cultura” occidental y su consumo se relaciona con tradiciones, celebraciones o espacio de ocio. Sin embargo, estos consumos no están exentos de riesgos que dependen de la cantidad, frecuencia y patrón de consumo, así como de las características de la persona consumidora como edad, sexo y algunas condiciones de salud. Mientras la evidencia científica acumula pruebas de la toxicidad de las drogas, sigue existiendo una creciente oferta y demanda de las mismas debido principalmente a la aparición o el redescubrimiento de nuevas sustancias psicoactivas y “el atractivo” de las nuevas formas o patrones de consumo. Paradójicamente, pese a la creciente preocupación que suscitan estos nuevos patrones de consumo son muy pocos los trabajos realizados en nuestro país que analizan esta temática. Si bien sabemos que la adolescencia suele ser un momento de búsqueda y experimentación y que muchos jóvenes prueban sustancias sin que eso implique necesariamente que tengan un problema de adicción, la evidencia disponible apunta a la aparición de conductas adictivas a edades cada vez más tempranas (Rial, Golpe, Barreiro, Gómez e Isorna, 2020). La última Encuesta Estatal sobre uso de Drogas en Enseñanza Secundaria (ESTUDES, 2021), señala una discreta disminución en el consumo de todas las sustancias psicoactivas en general. Sin embargo, la población juvenil española consume más alcohol y cannabis que la media europea (ESPAD, 2019) y otras formas de consumo como el cigarrillo electrónico (CE) continúa ganando adeptos. Por lo tanto, nuestro objetivo es revisar estas nuevas formas y patrones de consumo y sus posibles implicaciones sociosanitarias, fundamentalmente para los más jóvenes.