A través del análisis de la actividad política de Joaquín Chapaprieta entre 1916 y 1923, podemos observar, desde una posición privilegiada, la crisis del Partido liberal en los últimos años… Click to show full abstract
A través del análisis de la actividad política de Joaquín Chapaprieta entre 1916 y 1923, podemos observar, desde una posición privilegiada, la crisis del Partido liberal en los últimos años de la Restauración. Chapaprieta fue Subsecretario del Ministerio de Hacienda con Santiago Alba en 1916, Vicepresidente de Izquierda Liberal —partido liderado por Alba— entre 1918 y 1923 y Ministro de Trabajo en el último Gobierno constitucional de la Restauración. Por otra parte, su labor durante estos años muestra la vertiente más estatalista del liberalismo dinástico. Para evitar la revolución, con el ejemplo de la Rusia soviética en el horizonte, el Estado debía erigirse en árbitro de los conflictos laborales y desplegar un abanico de protección social sobre las clases populares. El coste de la política social debía ser financiado mediante una reforma tributaria que reforzara los impuestos progresivos. Esta política se resume en una de sus frases más significativas: «no hay nada más socializador que el impuesto». En definitiva, un Estado fuerte, más legítimo cuanto más eficaz. Chapaprieta transformó su pensamiento político en propuestas concretas, en dos oportunidades: en 1916, junto con Santiago Alba desde el Ministerio de Hacienda, y en 1923, desde el Ministerio de Trabajo. En ambas ocasiones sin éxito. Este artículo analiza también las causas que provocaron el fracaso de las propuestas de Chapaprieta.
               
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